15 de agosto de 2016

Criaturas y leyendas - Lucifer, el Rey del Infierno

En el principio de los tiempos sólo existía en todo el universo un único ser, Dios, que creó a partir de su propio pensamiento a sus primogénitos (los ángeles), y, entre ellos, destacaba un grupo de ángeles, denominados “arcángeles”, que entre ellos se encontraban nombres como: Remiel, Sariel, Uriel, Rafael, Gabriel, Miguel o, la mano derecha de Dios, Samael. Sin embargo, aún con dicha compañía, Dios sentía que le faltaba algo, pues los ángeles eran tan semejantes a él que eran prácticamente perfectos. Así pues, al Creador del Universo, se le ocurrió crear a otro conjunto de seres menos puros, más imperfectos y que tuviesen la capacidad de elegir entre el bien y entre el mal a libre albedrío. Los llamaría hombres y mujeres.

Samael  no compartía la idea de su señor, pues no le era concebible la idea de crear a unos seres inferiores para tener la obligación de educarles. Mas, Dios no hizo caso de su opinión y puso en marcha la empresa y creó a Adán, el primer hombre, y Eva, la primera mujer. Dios dejó al hombre y a la mujer vivir en un paraíso conocido como Edén, pero sólo tenían una regla: no comer del árbol de frutos rojos (el árbol prohibido). El astuto Samael, a escondidas de Dios, se apareció ante Eva, la más curiosa de los dos y la engañó para que cogiera alimentos de aquel árbol y lo compartiese con Adán. Al enterarse Dios se enfureció y los desterró al cruel mundo que en el que en la actualidad mora el ser humano.


A pesar de todo aquello, Dios se siguió preocupando por los humanos. Samael decidió que había perdido el juicio y reunió un grupo de ángeles y arcángeles para destituirlo y que él ocupase su cargo, sin embargo, el arcángel Miguel se enteró de la inminente traición por parte de su hermano e infirmó a su señor. Se originó la primera y más devastadora guerra de todos los tiempos, en la que perecieron ángeles de ambos bandos. Dios y su corte celestial fueron los vencedores. Cuando tuvo al arcángel amotinado arrodillado a sus pies, fue compasivo y le dijo: -Si quieres ser rey lo serás, pero no del cielo, ni de la tierra. Serás rey de las almas corrompidas por el poder. Como la tuya.-  Dios le despojó de sus alas a él y a los supervivientes que comandaba la antigua mano derecha de Dios y los encerró en el núcleo ardiente de la Tierra. Dios prohibió a todo ser viviente que pronunciase el nombre de “Samael”, se le conoció por mil nombres: Satanás, Lucifer, Belcebú… Y consiguió su objetivo de ser rey. El Rey del Infierno.





6 de agosto de 2016

El color de la inexistencia


Blanco es el color de la inexistencia,
de la falta de sentido,
de la falta de apetencia.

Es el color de unos ojos vacíos,
sin alma, sin vehemencia.
El color del olvido.

El blanco se tiñe de matices
mas allá de una escala de grises.

Azul de un cielo infinito.
Rojo del corazón que palpita.
Verde de la hierba que pisas.
Naranja de un atardecer cautivo.