25 de septiembre de 2016

Criaturas y leyendas - El devorador de sueños

La joven Yuki abrió los ojos en mitad de aquella noche, aún se encontraba cansada del día anterior y le parecía extraño haberse despertado de madrugada con el sueño tan profundo que suele tener de uno de tantos días agotadores. ‘Volveré a dormirme’ se dijo a sí misma, pero le era del todo imposible cerrar los ojos, es más, se dio cuenta de que  tan siquiera parpadeaba. ‘¿Qué raro?’ Intentó incorporarse en su cama con sábanas de tonos azulados, pero le fue del todo imposible, ni las piernas ni los brazos le respondían, estaba totalmente inmóvil. Como paralizada. ‘¡¿Qué me pasa?!’

Oyó un crujido y por el rabillo del ojo vislumbró una sombra que cruzó la habitación fugazmente. Una figura oscura le oprimía el pecho, era bastante pesado. Con dificultad bajó la mirada y al ver aquello su frente se perló de ese sudor frío que sólo se produce cuando alguien está aterrorizado. La
respiración empezó a agitarse, lo que provocó más presión en su torso debido al vaivén de pecho. Si hubiese podido gritar, se hubiera quedado gritado hasta quedarse afónica. Era un ser negro, de ojos amarillos y lengua viperina. Como el ser cuyos cuentos le contaba, de pequeña, su abuela. Su abuela le contaba que había un demonio que se colaba en habitaciones por las noches, paralizaban a quienes allí dormían y succionaba su vigor hasta dejarlos sin un ápice de vida.


Aquel ser se relamía y rasgaba con sus sucias garras el pecho de la mujer, provocando unos sonidos sobrecogedores que pondrían la piel de gallina a cualquiera. Al día siguiente sus padres encontraron horrorizados a su hija, petrificada, sin vida y sus sábanas habían adquirido un color morado fuerte, debido al rojo oscuro de su sangre