La cuna donde me mecen las olas,
la tumba que me ha salvado la vida.
Una vida ahora rodeada
por la nada y el todo
del océano.
Mi garganta áspera y seca,
mis pies empapados
y mi torso medio quemado.
Las aves me sobrevuelan,
ya no sé si para salvarme
o terminar de matarme.
Ya solo sé que estoy delirando.
Deliro con encauzar mi rumbo
sin perecer en el intento
y caer en el olvido.