Confinada en mi casa, estas cuatro paredes me encierran y se
van acercando poco a poco como en una de esas trampas típicas que aparecen en
las películas de Indiana Jones.
Necesito escapar de esta prisión, huir de este temor, de las
voces de los atemorizados. Ir lejos, lo más lejos que pueda.
Mi corazón guía mi índice que se mueve por infinidad de
posibles destinos:
¿Estados Unidos…? No me apetece
¿Francia…? Bonita, pero no
¿Reino Unido…? Quizás otro día
¿Oriente Medio…? Mira, me apetece una tierra exótica
Cojo mi billete, solo de ida. Pues no sé cuándo volveré.