Los kilómetros nos separan,
ya no puedo acariciarte,
ya no puedo observarte.
En el azul de tu mirada
recuerdo una sonrisa radiante
y un cabello, revoloteando, azabache.
Tu piel acaramelada,
dura como el diamante,
y de gran semblante.
Pienso en ti cada día,
mi Málaga querida.
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