me hizo enamorar,
me hizo por un instante volar.
Mas, un puñal medio roto
se cernió sobre mi felicidad
y el corazón me hizo sangrar.
Ya no lloro, ni miento.
Ya no odio, ni entristezco.
Ya no quiero, ni agradezco.
Ya no amo, ni siento.
Ya no hay más corazón que herir,
pues hace tiempo que dejó de latir.
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