de un amor pasajero.
Frágiles recipientes
los momentos de dulzura,
los que aún el corazón guarda
se muestran alicientes.
Los que con brevedad duran,
como fotos que prenden
al rozar la llama del olvido
y se esparcen en ígneas virutas.
Rocío mis lágrimas
a fin de extinguir la magmática mancha,
mas, ya es tarde para mis felices recuerdos,
de tristeza se ha ennegrecido mi ánima.
La mejor parte de mí
se fue sin remedio, ni fin.
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