6 de enero de 2018

El único regalo de la lista

Eran días después de Nochebuena, al pasar por la habitación de mi hermano pequeño, lo vi con la cabeza agachada sobre el escritorio, estaba escribiendo. - ¿Mi hermano haciendo deberes en vacaciones? ¡Qué raro! - pensé. Así que me acerqué por la espalda para observar qué estaba haciendo.

- Pedrito, ¿qué estás haciendo? - mi hermano dio un sobresalto en su asiento y cubrió algo rápidamente con recelo.

- ¿Y a ti qué te importa? - me respondió mi hermano.

- No seas tan borde, solo te estaba preguntando - conforme yo intentaba echar un vistazo, Pedrito se echaba cada vez más sobre la mesa, pero dejó el hueco suficiente para dejar que asomase un trozo de papel.

- Estoy escribiendo la lista de los Reyes Magos. Hala, ya lo sabes.-

- A ver - cogí la esquina de papel que sobraba y de un tirón fuerte se lo arrebaté.

- ¡Oye! ¡Dámelo! ¡Es mío! - mi hermano, nervioso, se puso de pie e intentó quitármelo. Nada más tuve que poner el papel sobre mi cabeza y, voilà, ya no llegaba. Fue divertido ver como daba saltitos. - ¡Mamá! ¡Sonia no me deja en paz!

- Ahora te lo devuelvo, solamento quiero ver lo que has escrito.- la carta empezaba con el típico "Queridos reyes magos, este año he sido muy bueno..." , así que voy a lo importante: "Solo quiero un regalo, que vuelva Ruffy, lo echo mucho de menos". Ruffy era nuestro perro, ya era muy mayor y llegó al otoño. Todos lo queríamos mucho, era muy tranquilo y cariñoso, a mí me estaba costando superarlo, pero mucho más a mi hermano. No me esperaba algo así, me quedé sin palabras.

Bajé la carta y Pedrito me la quitó de las manos, en seguida se fue corriendo de su habitación. Me sentía mal, no solo por haber recordado a nuestro perro y los momentos tan buenos que pasamos con él, sino también por haberme metido con mi hermano.

Pasaron los días hasta que llegó la fecha señalada en el calendario. Mi hermano fue el primero en despertase, escuché como corría por pasillo hacia el salón. Me levanté de un salto de la cama y lo seguí. Vi cómo rebuscaba ansioso entre los regalos, los revolvió todos, miró debajo del árbol, detrás de sofá, por toda la habitación.


Entonces, se quedó mirándome, tenía los ojos húmedos. - Los Reyes Magos no me han traído lo que pedí.- mi hermanito se echó a llorar.

Me acerqué a él y le puse la mano en el hombro - Los Reyes no siempre traen lo que uno pide, pero te han dejado muchos regalos, mira. - le agarré la barbilla para que mirara los regalos.

- No quiero ninguno de ellos - me giró la cabeza.

- ¿Estás seguro? Mira ese tan pequeño - se lo señalé con el dedo - ¿qué será?

- Seguro que un libro.

Cogí el paquete - No pesa como si fuera un libro - se lo ofrecí - Anda, ábrelo.

- No quiero.

- Hazlo por Ruffy - Pedrito volvió a mirarme, la expresión de los ojos ya no era la misma - A Ruffy le encantaba la navidad, ya lo sabes. Era su fiesta favorita, ¿recuerdas los brincos que pegaba mientras abríamos los regalos?

Mi hermano me mostró una sonrisilla algo triste, pero también alegre, no sé cómo describirla - Sí, se ponía muy contento. Está bien. Rasgó el papel de regalo y dejó ver lo que contenía - Es un cuadro con una foto de Ruffy y yo, no me acordaba de esta foto. Aquel día nos hinchamos de jugar en el parque y volvimos muy sucios del parque, pero nos lo pasamos genial.

- ¿Y no hay nada más?-

Le dio la vuelta al cuadro, había una nota pegada. Pedrito la cogió y empezó a leerla: "Querido Pedro, sabemos que has sido un buen niño este año, pero no podemos devolverte a tu perrito, porque nunca se fue. Aunque tú no lo veas, está contigo y estará contigo siempre que no lo olvides. Siempre que recuerdes vuestros buenos momentos juntos, érais inseparables antes y lo seguís siendo ahora también. Firmado, los tres Reyes Magos".





No hay comentarios:

Publicar un comentario