Me susurra un silencio
de color blanco,
en él oigo claro
lo bueno de la vida.
Un silencio agradable,
sin disputas ni tristeza,
algo reconfortante.
Me grita un silencio
de color oscuro,
en él escucho
todo lo malo de cada día.
Un silencio inquietante,
sin alegrías ni viveza,
algo preocupante.
Ambos unen sus sonidos,
ya no los distingo como antes,
ahora solo perciben mis oídos
un tono de silencio
para cada momento.
29 de diciembre de 2017
17 de diciembre de 2017
Criaturas y leyendas - El triángulo de los suicidas
El sol brillaba con fuerza mientras Luis se entretenía vareando olivos. El joven alcalaíno golpeó las ramas de uno de los árboles con desgana y recogió las uvas que se habían caído al suelo. Se acarició la frente perlada de sudor mezclada con suciedad, se sentó bajo la sombra del árbol para descansar un poco antes de continuar. Parecía muy a gusto, tanto que, poco a poco, fue cerrando los ojos y se quedó profundamente dormido.
El ambiente había enrarecido, nubes oscuras se abalanzaron sobre todo el campo, apagando aquella claridad primaveral. El muchacho se despertó al notar un repentino aire frío que empezaba a helarle la punta de la nariz y de las orejas. Se frotó enérgicamente los brazos en busca de calidez, sin embargo solo le sirvió para descubrir que las yemas de los dedos ya no eran capaces de percibir el tacto. No comprendía como de un día tan caluroso había pasado a un día típico de enero. Echó un vistazo a su alrededor, todo cuanto veía había cambiado a una tonalidad morada.
Se levantó y dispuesto a coger el cesto en el cual había guardado las uvas que había recogido, se quedó petrificado al oír un ruido extraño. Lo cierto es que Luis lo único en lo que estaba pensando era guardar lo recogido y entrar cálida casa, no obstante, otra idea le invadió, alguien podría haberse colado en sus terrenos para robar, aprovechando la ausencia de su padre y sabiendo que él haría más bien poco.
A simple vista parecía el campo tranquilo, prestó un momento de atención por si oía algún otro ruido. No oyó nada más, sin embargo no se quedó tranquilo. Llevó el recipiente de uvas junto con las demás y decidió darse una vuelta por el terreno, a fin de buscar algún indicio de que alguien o algún animal hubiesen entrado.
El ambiente había enrarecido, nubes oscuras se abalanzaron sobre todo el campo, apagando aquella claridad primaveral. El muchacho se despertó al notar un repentino aire frío que empezaba a helarle la punta de la nariz y de las orejas. Se frotó enérgicamente los brazos en busca de calidez, sin embargo solo le sirvió para descubrir que las yemas de los dedos ya no eran capaces de percibir el tacto. No comprendía como de un día tan caluroso había pasado a un día típico de enero. Echó un vistazo a su alrededor, todo cuanto veía había cambiado a una tonalidad morada.
Se levantó y dispuesto a coger el cesto en el cual había guardado las uvas que había recogido, se quedó petrificado al oír un ruido extraño. Lo cierto es que Luis lo único en lo que estaba pensando era guardar lo recogido y entrar cálida casa, no obstante, otra idea le invadió, alguien podría haberse colado en sus terrenos para robar, aprovechando la ausencia de su padre y sabiendo que él haría más bien poco.
A simple vista parecía el campo tranquilo, prestó un momento de atención por si oía algún otro ruido. No oyó nada más, sin embargo no se quedó tranquilo. Llevó el recipiente de uvas junto con las demás y decidió darse una vuelta por el terreno, a fin de buscar algún indicio de que alguien o algún animal hubiesen entrado.
2 de diciembre de 2017
¿Quién es ella?
¿Cuál es el nombre de ella?
Sería largo su mención,
pues muchos tiene para enumerar.
¿Cómo la conocista a ella?
Un mal día apareció
como una tempestad.
¿Qué fue lo primero que sentiste por ella?
Primero sentí desazón,
seguido de un tormento fatal.
¿Por qué te aferraste tanto a ella?
Fue única que se preocupó
por mí, cuando tuve necesidad.
¿Cómo decidiste dejarla a ella?
Un día a mi vida alguien llegó
y me dijo que conmigo quería estar.
¿Qué pasó entonces con ella?
No hizo falta más, sólo desapareció.
Es lo que tiene haber estado con la Soledad.
Sería largo su mención,
pues muchos tiene para enumerar.
¿Cómo la conocista a ella?
Un mal día apareció
como una tempestad.
¿Qué fue lo primero que sentiste por ella?
Primero sentí desazón,
seguido de un tormento fatal.
¿Por qué te aferraste tanto a ella?
Fue única que se preocupó
por mí, cuando tuve necesidad.
¿Cómo decidiste dejarla a ella?
Un día a mi vida alguien llegó
y me dijo que conmigo quería estar.
¿Qué pasó entonces con ella?
No hizo falta más, sólo desapareció.
Es lo que tiene haber estado con la Soledad.
18 de noviembre de 2017
Ojos que no ven, corazón que siente
- Entonces... ¿siempre has sido así?
+ ¿Así cómo?
- Ya sabes... ciego.
+ Sí, aunque prefiero más la palabra invidente. Ciego me suena un poco mal.
- Oh, perdona. No quería ofenderte.
+ No te preocupes. Ya estoy acostrumbrado.
- Pues es una pena no poder ver. No sabes lo que te pierdes.
+ Jajajajaja
- ¿Por qué te ríes?
+ Porque yo pienso lo mismo sobre vosotros.
- ¿Eh?, no te entiendo.
+ Verás... Los que podéis ver os fiáis demasiado de vuestros ojos, pero a menudo os engañan.
- ¿Y cómo sabes eso si nunca has visto?
+ Por ejemplo, detrás de nosotros hay una chica sentada, ¿te habías dado cuenta?
- A ver... Sí, es una chica de otra clase. ¿Cómo lo has sabido?
+ Antes sentí que había alguien detrás nuestra.
- Y ¿cómo sabes que es una chica?
+ Por su perfume.
- Vaya, ni siquiera me había dado cuenta.
+ Prueba tú. Cierra los ojos y abre tus demás sentidos.
-Vale. Mmm... Oigo mucha gente hablando a la misma vez y me huele al bocata de chorizo que he desayunado.
+ Sigue escuchando, a ver si oyes más cosas.
- Vale. Mmm... Oigo un pájaro.
+ ¿Puedes decirme dónde está?
- Pues se escucha cantar por la derecha, creo. Seguro que en uno de los árboles de por ahí.
+ ¿Me comprendes ahora?
- Sí, pero estar así todo el tiempo tiene que ser agotador.
+ Puede que un poco, pero pienso que es mejor así.
- ¿Y eso?
+ Los demás sólo veis lo que os rodea, en cambio, la gente como yo, las siente.
- Pero... Vaya el timbre. Se acabó el recreo.
+ Venga, otra vez a clase.
26 de octubre de 2017
Criaturas y leyendas - El hombre lobo de Bedburg
En aquella noche el odio y el miedo se entremezclaban en la
iglesia del pequeño pueblo alemán de Bedburg. Peter Stumpp, el acusado, inclinó
la cabeza hacia atrás y olisqueó el aire.
-Señor Stumpp, ha matado a decenas de víctimas. Muchas de
ellas eran niños pequeños. ¡¿Cómo ha sido capaz?! -
Peter no cambió la expresión de su rostro - ¿Por qué piensa
que fui yo?-
Antes de que el sacerdote pudiera continuar, se levantó uno
de los aldeanos y encendido empezó a vociferar - ¡Sabemos lo que eres! ¡Eres un
asesino!-
-¡Schneider, guarde silencio!- ordenó el clérigo con una
fuerza atronadora. Cuando el señor Schneider volvió a su asiento, prosiguió –
Algunos de los que aquí nos encontramos hemos contemplado la escalofriante
escena que ha dejado en su casa. Ha despedazado a su propio hijo. Y no sólo a
él, hemos encontrado una trampilla en la que escondía restos humanos. Restos de
lo que antes fueron nuestros vecinos y amigos, nuestros hermanos y hermana,
madres e hijos.
Por toda la sala se desencadenó una oleada de llantos,
improperios e incluso de plegarias.
-¡Monstruo! – gritó de nuevo Schneider.
-¡Eres una abominación! – añadió el leñador del pueblo.
-Ahora confiese – continuó - ¿Por qué lo hizo?
-¿Por qué lo hice? No lo entenderíais.-
-No, no lo entendemos, es por eso que lo diga ante el pueblo
y ante Dios para ser juzgado- proclamó
el sacerdote
-Está bien, si así lo queréis. Sí, fui yo quien los mató, es
más, los devoré. Lo hice porque tenía hambre.
Se hizo el silencio, la multitud se quedaron pálidos y
mudos, parecían muertos en vida. Nadie atrevió a hablar, solamente se oía el
viento entrando por los agujeros del destartalado edificio.
Stumpp giró la cabeza e hizo un barrido general con la
mirada, entonces rompió aquel aterrador silencio – Como ya he dicho, no es por
diversión, es por necesidad. Tenía que alimentarme.
El viejo clérigo salió de su letargo mental - ¡Necesidad!
Nadie necesita comer la carne de su hermano.
-Yo sí. Recordáis hace veinte años cuando por poco muero por
culpa de aquella terrible fiebre, llevado casi a la locura anduve como pude al
interior del bosque y allí me encontré al Diablo.
30 de septiembre de 2017
Más que un mote
-Nunca te lo he preguntado, pero… ¿por qué siempre me llamas así?
+¿Así cómo?
-Luciérnaga. Sabes que no me gustan los bichos.
+¿No lo adivinas?
-Pues como no sea porque brillo en la oscuridad…
+Jajajajaja, no es eso exactamente, pero por ahí van los tiros. Sigue pensando.
-Mmmm…
+¿Ya lo has adivinado?
-No.
+Entonces, ¿por qué sonríes?
-Porque me acuerdo de la primera vez que me llamaste así.
+¿En serio? Yo no me acuerdo.
-Yo lo recuerdo perfectamente.
Hace dos años, te vi llorando en tu portal y me acerqué. Al preguntarte qué te pasaba, me contaste que a tu perro lo habían atropellado esa mañana. No sabía qué hacer, nunca te había visto tan destrozado, e hize lo primero que se me pasó por la cabeza. Te abracé. Y tú apoyaste tu cabeza en mi hombro y me dijiste algo, pero no llegué a enterderte. Pero cuando tres días después me llamaste así, lo entendí.
+Vaya, no me acordaba.
-Y ahora lo entiendo. Soy luciérnaga porque brillo cuando todo se vuelve negro.
21 de septiembre de 2017
Reencontrados
Luis: Disculpa señorita, me permite pasar.
Raquel: Sí, claro. Pas... ¿Luis?
Luis: No puede ser. Raquel, ¡Qué coincidencia! No sabía que teníamos el mismo banco.
Raquel: Pues sí que es casualidad.
Luis: Han pasado muchos años sin vernos.
Raquel: Sí, ¿cuántos? ¿once?
Luis: Sí, más o menos desde el instituto. ¿Qué ha sido de ti durante estos años?
Raquel: Pues bien, acabé la carrera de derecho Cum laude.
Luis: ¿En serio? Me alegro por ti. Conseguiste lo que buscabas.
Raquel: Eso y más. Estoy en un prestigioso buffete de abogados y me estoy preparando las oposiciones para juez. Es duro, pero sé que lo conseguiré.
Luis: Vaya, es increíble que lo lleves todo a la vez.
Raquel: Bah, se hace llevadero. ¿Y qué es de ti? Te metiste en la carrera de biología, ¿no?
Luis: No, no pude al final.
Raquel: ¿Y eso? ¿No te alcanzó la nota?
Luis: No, no es eso. Verás... ¿Tú te acuerdas de Lorena Cañas?
Raquel: Ah, sí. Escuché que se tuvo que ir del instituto porque se quedó embarazada.
Luis: Pues, eso es lo que te...
Raquel: Es que menuda era. Demasiado ligera de cascos la veía.
Luis: Pues resulta que fui yo quien la dejó embarazada.
Raquel: Sí, claro. Pas... ¿Luis?
Luis: No puede ser. Raquel, ¡Qué coincidencia! No sabía que teníamos el mismo banco.
Raquel: Pues sí que es casualidad.
Luis: Han pasado muchos años sin vernos.
Raquel: Sí, ¿cuántos? ¿once?
Luis: Sí, más o menos desde el instituto. ¿Qué ha sido de ti durante estos años?
Raquel: Pues bien, acabé la carrera de derecho Cum laude.
Luis: ¿En serio? Me alegro por ti. Conseguiste lo que buscabas.
Raquel: Eso y más. Estoy en un prestigioso buffete de abogados y me estoy preparando las oposiciones para juez. Es duro, pero sé que lo conseguiré.
Luis: Vaya, es increíble que lo lleves todo a la vez.
Raquel: Bah, se hace llevadero. ¿Y qué es de ti? Te metiste en la carrera de biología, ¿no?
Luis: No, no pude al final.
Raquel: ¿Y eso? ¿No te alcanzó la nota?
Luis: No, no es eso. Verás... ¿Tú te acuerdas de Lorena Cañas?
Raquel: Ah, sí. Escuché que se tuvo que ir del instituto porque se quedó embarazada.
Luis: Pues, eso es lo que te...
Raquel: Es que menuda era. Demasiado ligera de cascos la veía.
Luis: Pues resulta que fui yo quien la dejó embarazada.
14 de septiembre de 2017
Una amistad perdida
¿Qué pasó con esa amistad de antaño
en la que aún éramos inocentes?
Sólo teníamos trece años
pero fueron los más felices
recuerdos que con alguien he pasado.
Pero llegó a corromperse la inocencia
y nos empezamos a hacer daño.
Las malas ideas y el odio
con tantos buenos recuerdos acabaron.
Que nunca podré olvidar,
que nunca más me podré perdonar
por no saberme valorar.
en la que aún éramos inocentes?
Sólo teníamos trece años
pero fueron los más felices
recuerdos que con alguien he pasado.
Pero llegó a corromperse la inocencia
y nos empezamos a hacer daño.
Las malas ideas y el odio
con tantos buenos recuerdos acabaron.
Que nunca podré olvidar,
que nunca más me podré perdonar
por no saberme valorar.
25 de junio de 2017
La cara de la moneda (Las dos caras de la moneda parte 1)
El mundo de hoy me aterra.
Con sangre y violencia
se escribe la inminente guerra.
Con injusticia y demencia
los acaparadores al poder se aferran.
Los seres vivos con desconsuelo
lloran a lo que una vez fue Tierra.
Se ha convertido en el suelo
bajo en el montañas de basura entierran.
Lo que conocí como imaginación
para mis hijo es como si no existieran
no ven más allá de la animación
que reproduce un Smartphone cualquiera.
En las noticias, países hambrientos
víctimas de una sociedad con etiquetas.
En los diarios, varios muertos
asesinados a manos de supérfluas contiendas.
Cierro mis ojos para no seguir viendo
a cun ser que ni a él mismo respeta.
Con sangre y violencia
se escribe la inminente guerra.
Con injusticia y demencia
los acaparadores al poder se aferran.
Los seres vivos con desconsuelo
lloran a lo que una vez fue Tierra.
Se ha convertido en el suelo
bajo en el montañas de basura entierran.
Lo que conocí como imaginación
para mis hijo es como si no existieran
no ven más allá de la animación
que reproduce un Smartphone cualquiera.
En las noticias, países hambrientos
víctimas de una sociedad con etiquetas.
En los diarios, varios muertos
asesinados a manos de supérfluas contiendas.
Cierro mis ojos para no seguir viendo
a cun ser que ni a él mismo respeta.
6 de junio de 2017
La picaresca española
José: El otro día chateé con una tal Jessica, ¡no veas cómo
está! Mira, es la de la foto.
Manuel: Buff,
la verdad es que sí. Un momento, ¿tú no estabas con saliendo con Alicia?
José: Sí, y qué más da.
Manuel: ¿Cómo que qué más da? No la quieres.
José: Ya estás otra vez con esa chorrada del amor.
Manuel: Sí… Es decir… No es una chorrada.
José: Lo esencial es el sexo, lo demás es secundario.
Manuel: No, no lo es. Amar a alguien es algo bello, no sé si
conseguiré ni tan siquiera describirlo.
José: Venga. Adelante. Inténtalo.
Manuel: Amar a alguien es algo maravilloso. Y esencial, la
vida sin el amor no tendría sentido.
José: Bla bla bla
Manuel: Voy a volver a intentarlo.
José: ¿Vas a seguir dándome mucho el tostón? He quedado con
esa chica esta noche. Seguro que triunfo.
2 de junio de 2017
El cuadro de las maravillas
Los mayores se paran
delante de los cuadros de la sala y se ponen a mirarlos durante minutos,
como si les estuvieran escuchando atentamente. ¡Pero qué tontería! Los cuadros
no hablan. ¿Y si pudieran hablar? No tendrían nada que decir, son demasiado aburridos.
Preferiría estar viendo la tele echada en el sofá. Eso sí que es divertido y no
este muermo.
Pero bueno, mis padres me han obligado a venir y a mi móvil
ya no le queda batería, así que me daré una vuelta por aquí.
Todo lleno de cuadros feos y que no hay manera de entender.
Me acerco a uno. Este cuadro no hay por dónde cogerlo, inclino la cabeza, me
alejo, me vuelvo a acercar. Pero por más vueltas que le doy, no distingo
absolutamente nada. Miro la plaquita que está al lado del cuadro, a ver qué quería
mostrar el autor: “Título de la obra: Sin título”. Ni el mismo autor sabe lo
que es. Bueno, pasemos al siguiente.
Peor que el otro. Y el título… igual. Esto del arte
abstracto es algo que se han sacado de la manga los artistas para conseguir
dinero fácil por cuatro manchas y unas cuantas rallas mal dibujadas.
Vuelvo a echar otro vistazo rápido a la sala, no encuentro
nada que me gust… Espera, ese cuadro no lo había visto antes. Me quedo de pie
frente a él y me quedo como hipnotizada, no sé decir el porqué, pero tiene
algo. Siento como si la luz del cuadro saliese del cuadro y me llamara. Las
líneas borrosas y los colores empiezan a definirse y a brillar. Veo como de
repente me envuelve un campo de flores del tamaño de árboles. Cuantos colores,
cuantos aromas. Y arriba una cielo perfecto, sin una sola nube, sólo el sol
reluciendo como nunca antes había visto en un celeste puro.
No sólo lo veo, también lo siento, siento ese olor a rocío
de por la mañana, siento una agradable brisa y un aroma que me atrapa. Me viene
la historia que me leía mi padre de pequeña, “Alicia en el país de las
maravillas”, siempre me decía que era su historia favorita. Y ahora también la
mía. Me trae viejos recuerdos que ya creía olvidados, me hace sentir…
- Carla- la voz de mi padre devuelve a la realidad –Venga,
nos vamos.
Lo miro y luego vuelvo a mirar el cuadro. – ¿De verdad
tenemos que irnos?
Mi padre sonríe, parece como si estuviese contento y triste
a la vez. – ¡Vaya! Creía que nunca más iba a poder ver esa mirada.
-¿Qué mirada?
-Esa mirada que dicen quiero-ver-más. Una mirada deseosa de
descubrir cosas nuevas. Como la que tenía tu abuela.- Reconozco que estas
palabras me han emocionado, la echo mucho de menos.
Debe habérseme notado, porque mi padre me da un abrazo
cariñoso, tierno y no puedo reprimir algunas lágrimas. Despega su cuerpo del
mío y observa el cuadro.
Me seco las lágrimas, o más bien las reparto por mi cara.
–Me gusta este cuadro, me hace sentir bien.
- ¿Sabes? Tu abuela solía decir que los artistas no tienen el
mismo significado para todo el mundo, que eran como cuerpos vacíos que nos
permitían a nosotros mismo llenarlos con lo que guardamos en nuestro interior. Un
empujoncito para conocernos a nosotros mismos.
Yo no dije nada y mi padre tampoco, nos quedamos los dos
embobados mirando la radiante luz que irradiaba aquella maravilla.
31 de mayo de 2017
Criaturas y leyendas - La extinción de los dragones
Era una noche como otra cualquiera en el orfanato. Todos los
niños nos reunimos en la sala más grande y nos sentamos en el suelo a la espera
de Lim. Entró un hombre grande y grueso, con expresión amigable en el rostro,
era Lim. Como todas las demás noches se sentó frente a nosotros y después de
vislumbrar nuestras infantiles caras de impaciencia, empezó a hablar.
-Hola niños. ¿Qué historia queréis que os cuente hoy?
Se inició un revuelo entre los niños y niñas. –Cuenta otra
vez la historia del príncipe- dijo Mari.
-Yo quiero la de Aníbal, el rey de los hunos.- dijo Lucas.
-No, no quiero esa
historia.- protestó Peter.
A éstas le prosiguieron otras peticiones y opiniones, pero
la gran mayoría se pisaban unos a los otros y se hacían incomprensibles.
-Silencio, niños. Silencio- intervino Lim, todos se callaron,
atentos a sus próximas palabras. –Hoy va a elegir la historia Yenna, que aún no
ha dicho nada.- Al oír mi nombre me sonrojé. –Dime Yenna, ¿qué cuento quieres
que narre?
Me quedé pensando un rato ¿qué cuento quería yo? Se me vino
a la mente una historia que me solía contar mi padre para que me durmiera.
–Quiero que nos cuentes la extinción de los dragones.-
El cuentacuentos sonrió –No es una historia que me suelan
pedir, aunque es una buena historia- se dirigió a la chimenea y alimento el
fuego –acercaos y poneos cómodos, os voy a contar una historia que sucedió hace
más un siglo…
13 de mayo de 2017
La noche para un sí
Hoy es la noche en la que tengo todo preparado para un “sí”.
Todo a punto, listo, preparado y ensañado. Me apresuro al
punto en el que dará un cambio a mi vida, pues llego tarde por culpa de mi
incesante perfeccionamiento en mi aspecto, a mi parecer, detalladamente cuidado
para tal ocasión.
Allí está. Me saluda con la mano, la saludo, nos saludamos.
Una sonrisa me encuentra y yo le muestro su reflejo. Espectacular, excitante, pero,
eso sí, muy nervioso. Las próximas fueron horas de diversión, risas, colegueo y
algún que otro piropo por mi parte.
La noche acabó con un largo y estimulante paseo bañado por
la luz innatural y amarillenta de las farolas. Pasamos por el sitio perfecto
escogido por mí, un banco recogido de miradas indiscretas y de oídos chismosos.
Nos sentamos.
29 de abril de 2017
Mezcla de azules
En la arena brillan las estrellas,
entre las nubes
entre intensos azules
los opuestos se entremezclan.
Dos mundos se funden.
En el horizonte se esfuman
los peces al volar,
en el vaivén de la espuma,
las aves al nadar.
Todo se vuelve mezcla,
con el baño de la locura,
de una realidad verdadera
sin distancia alguna.
10 de abril de 2017
¿Y si...?
Agarro mi segunda copa de la noche y me la llevo a los
labios. Miro a mi alrededor: una discotecucha llena de niñatos y mis amigas que
ya van bastante pedo, no sé si desde fuera se me verá a mí tan mal, pero me da
igual. Ellas bailan sin importarles hacer el ridículo, parece que se están
divirtiendo, que envidia. En cambio yo no tengo ningunas ganas de levantarme
del taburete.
Se me acerca mi amiga Carla – “Ana, no pongas esa cara tan
larga. Mira el lado positivo, ahora que habéis roto, puedes hacer lo que
quieras. Mira, esto está lleno de chicos y muchos de ellos son monos. Seguro
que a alguno le gustarás. Baila con nosotras y seguro que se te acercan.”
Genial, lo que me faltaba, que me recordase que Roberto
cortó conmigo. Agacho la cabeza, pero esta vez consigo no llorar, soy fuerte.
Vuelvo a mirar a mi amiga e intentando sacar una sonrisa para disimular – “No
tía, no me apetece nada bailar. Hoy estoy muerta.”
-“Pues tú te lo pierdes”- se da la vuelta y continua con su
baile.
Le doy otro sorbo a mi copa y sigo mirando a la gente de la
discoteca. Hay muchos chicos, pero ninguno me llama la atención, decir que
algunos son monos es decir mucho, no hay ninguno que merezca la pena. Bueno,
ese de allí tiene un pase. Y ese otro, pues… sin ese corte de pelo tan raro, a
lo mejor.
Se abre la puerta y entra un grupillo de chavales, pero yo
sigo a lo mío. Cuando pasan por al lado mía, me fijo en uno de ellos. Alto, pelo
castaño y unos ojazos azul claro. Es muy guapo. Lo sigo con la mirada y se
queda con unos cuantos del grupo en la barra, mientras el resto de ellos se
dirige al fondo de la discoteca. Seguramente para pillar sitio o ir al baño,
pero a mí eso no me importa. Me quedo embobada mirándolo a él.
20 de marzo de 2017
Infinita eternidad
8 de marzo de 2017
Un hueco en el corazón
En forma de mujer
en mi corazón hay un hueco,
que consiguió hacerse camino
a través de mi pecho.
De tu melosa voz
aún resuena el eco
que escapa, entre tus dientes
de porcelana, un te-quiero.
Mientras yo tragaba mi verdad.
Por ti, aparté mi deseo
de tenerte entre mis brazos.
Por ti, dejé de serte sincero,
para que pudieras volar
a favor de tu propio viento
y encontrar la verdadera felicidad.
en mi corazón hay un hueco,
que consiguió hacerse camino
a través de mi pecho.
De tu melosa voz
aún resuena el eco
que escapa, entre tus dientes
de porcelana, un te-quiero.
Mientras yo tragaba mi verdad.
Por ti, aparté mi deseo
de tenerte entre mis brazos.
Por ti, dejé de serte sincero,
para que pudieras volar
a favor de tu propio viento
y encontrar la verdadera felicidad.
27 de enero de 2017
El ladrón de tus besos
Por una mirada tuya
desfallezco de hambruna.
Por uno de tus suspiros
me ahogo en un grito.
Por ser el ladrón de un beso
de impaciencia muero.
desfallezco de hambruna.
Por uno de tus suspiros
me ahogo en un grito.
Por ser el ladrón de un beso
de impaciencia muero.
Desearía poder salvarte
Me acongoja ver
tu vida pasar
sin hacer nada.
Desearía ser hada
para poderte salvar
por primera vez.
tu vida pasar
sin hacer nada.
Desearía ser hada
para poderte salvar
por primera vez.
26 de enero de 2017
Tras la batalla
Blande en su mano la espada
que toda injusticia acalla,
el aroma de la paz embriaga
al guerrero que ha vuelto a casa
con su familia amada
y con el recuerdo de la batalla.
que toda injusticia acalla,
el aroma de la paz embriaga
al guerrero que ha vuelto a casa
con su familia amada
y con el recuerdo de la batalla.
24 de enero de 2017
Sin motivos
Una lágrima que se escapa...
Por un ruido que no se oye.
Por palabras intranscribibles.
Por un golpe intangible.
Por un fuego ignífugo.
Por un...
...un momento.
Ahora que observo con nueva claridad,
no hay ningún motivo para llorar.
Por un ruido que no se oye.
Por palabras intranscribibles.
Por un golpe intangible.
Por un fuego ignífugo.
Por un...
...un momento.
Ahora que observo con nueva claridad,
no hay ningún motivo para llorar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)